lunes, 2 de diciembre de 2013

¿Final apasionante o falta de jerarquía?

Mas allá de las críticas, es un hecho que estamos ante el cierre de campeonato mas emocionante de los últimos años. Hasta la anteúltima fecha, ocho equipos contaban con chances de consagrarse en el Torneo Final. El 15 de diciembre y con dos partidos para el infarto se definirá todo.

La otra cara de la moneda nos muestra un fútbol argentino que en cuanto a calidad se emparejó para abajo. Ninguno de los aspirantes logra ganar 3 partidos seguidos ni mucho menos mantener una regularidad en cuanto a nivel de juego. La caída más llamativa de rendimiento es la del ultimo campeón Newell`s. El conjunto rosarino venía de deslumbrar al público con su estilo de posesión de balón y toque corto. Esas actuaciones llevaron a Gerardo "Tata" Martino a ocupar la dirección técnica del Barcelona, el mejor equipo del mundo.

Alfredo Berti se hizo cargo del plantel en junio, pero el andar del equipo nunca volvió a ser el mismo. El factor más importante quizá sea la ausencia de Ignacio Sccoco, goleador y gran figura del último campeonato.
Ya son siete los partidos sin ganar del elenco rosarino, que incluyen 4 empates y 3 derrotas. Recibirá como local a Lanús en la última fecha y en caso de ganar, deberá esperar que San Lorenzo no logre vencer a Velez para forzar un desempate.



Otro que venía mostrando un buen nivel y lo comió la presión de este fútbol argentino es San Lorenzo. Con Ignacio Piatti como principal figura, los de Boedo no se cansan de desperdiciar chances importantes para campeonar. Acumula dos empates consecutivos y no puede encontrar su mejor rendimiento desde el triunfo ante Boca en la fecha 14.

35 fueron los millones de pesos que invirtió Marcelo Tinelli para reforzar el equipo. La llegada de refuerzos mas las presencia de muy buenas promesas de la cantera como Correa, Verón y Villalba, perflilaban desde la primera fecha a los de Juan Antonio Pizzi como candidatos.
La falta de regularidad y la lesión del goleador Martín Cauteruccio fueron los principales problemas del conjunto azulgrana.

Lo positivo para el Cuervo es que depende de sí mismo. Los hinchas que explotaron el Nuevo Gasómetro el pasado domingo para festejar ante Estudiantes mantienen la esperanza intacta  Si el equipo logra recuperar su mejor rendimiento en la batalla que tendrá ante Velez en Liniers, podrá consagranse como visitante y habrá fiesta en Boedo.


La excepción a la regla es el Lanús de Guillermo Barros Schelotto. Su irregularidad en el campeonato argentino se justifica con la disputa exitosa que está llevando a cabo en la Copa Sudamericana. Llegar con chances a la última fecha es un premio merecido para un equipo que hace bien las cosas en dos frentes a la vez.

Su fútbol se basa en un estilo ofensivo con el 4-3-3 como sistema. Melano, Acosta y Santiago Silva ocupan uno de los tridentes más peligrosos del campeonato, y junto el gran desempeño del volante Diego Gonzalez mantienen las bases de un equipo que aspira a ganar todo.

El triunfo por 3 a 2 ante San Lorenzo en la fecha 13 fue el punto de inflexión para el elenco del Sur. Acumula 7 partidos sin perder en el torneo local y se metió en la final de la Sudamericana dejando atrás a rivales importantes como River, Universidad de Chile, Libertad y Racing.
Ante Ponte Preta de Brasil irá por la gloria continental antes de viajar a Rosario para enfrentar a Newell´s.




El último y más sorpresivo candidato es el Velez de Ricardo Gareca. Su nivel durante las primeras 15 fechas dejó mucho que desear y acumulaba una campaña mediocre en cuanto a juego y puntaje. La irregularidad de este torneo lo puso como el otro de los candidatos que depende de sí mismo, tras ganar los últimos tres encuentros ante Central, Colon y Godoy Cruz.

Gran parte de esta posibilidad se la debe a Lucas Pratto, su delantero estrella y figura. La presencia de Federico Insúa mas las vueltas de Mauro Zarate y Hector "Tito" Canteros hacían esperar un semestre mejor para los de Liniers. Sin embargo, la eliminación de la Sudamericana ante el débil Ponte Preta estuvo a punto de forzar el fin de la era de Gareca como DT tras 5 años. El técnico era muy cuestionado y los malos resultados lo perseguían. En solo 21 días, la situación cambió completamente.

Podríamos afirmar que en cuanto a méritos no sería un merecido campeón, pero por tener experiencia en instancias definitivas en estos momentos el equipo velezano es el principal candidato.


Nota por Hernan Clerici

Comentario: Las Vueltas que No Fueron (Parte II)




El fin de semana que pasó traía dos retornos que hacía años esperaba: el primero, la vuelta de Cuentos Borgeanos, banda que alimentó mis años adolescentes con buenas canciones, pogos y letras inolvidables. El otro, la posible chance de gritar Campeón del torneo local de mi equipo San Lorenzo de Almagro. 



Parte II: San Lorenzo de Almagro


El domingo 1 de diciembre me levanté poco antes de las 11 AM. El calor era insoportable y el sol parecía un incendio, pero mi energía estaba desplegada en un solo lugar: ir hacia el Nuevo Gasómetro que jugaba mi querido Ciclón. Todos los resultados del sábado eran los que necesitabamos para dar una nueva vuelta olímpica: All Boys le había ganado a Newells, a Arsenal lo goleó feo Belgrano y Tigre había derrotado a Atletico Rafaela.

Ayer domingo, sólo faltaba que Lanús y Boca que se enfrentaban, empaten (cosa que pasó). Con un triunfo nuestro, el título se quedaba en el barrio de Boedo. Pero no.

Salí de mi casa a las 13.30 horas, y me tomé el 63 para combinar en las avenidas Nazca y Rivadavia, con el colectivo 76. Los colectivos pasaban cargados de Cuervos, y no paraban. Recién eran poco más de las 14.

Un viejo barrabrava del club también esperaba en la parada junto a un niño, que debería ser su nieto. Luego de que me empezamos a hablar, un hincha del Ciclón pasa arengando con la bocina del auto. Lo frena el semáforo, y corrimos en busca del auto que nos deposite en la cancha del Azulgrana. Y así fue.

Un mar de gente inundaba las inmediaciones del Nuevo Gasómetro cuando llegamos. Cada cuál se fue a la entrada que le correspondía.

Ingresé por la Ciudad Deportiva, y el acceso a la popular resultaba una locura. Mucha gente esperando el final deseado bajo un calor intolerable. Eran las 14.30 horas. Para pasadas las 15 horas, luego de que la policía decidiese abrir las puertas, y (obviamente) hicieran pasar a la hinchada primero, la gente comenzó a entrar al Gasómetro para colmar su capacidad.

Lo primero que hice fue mojarme la cabeza y encontrarme con algunos de mis amigos en la tribuna. Nos acomodamos antes de las 15.30, bajo un sol que quemaba. Así pasamos las primeras: soportando el calor y comiendo algún helado que vendían.

Una hora antes de empezar el partido, los Bomberos decidieron rociar de agua la tribuna y en ese instante no sólo me hidraté, sino que también le di sepultura a otro celular, que con el agua decidió no funcionar más.


Para las 17.30 horas, la fiesta empezó en la cancha de San Lorenzo. Todo daba a entender que de ahí, todos iríamos a San Juan y Boedo, la esquina clave del barrio para festejar un nuevo campeonato.

La realidad fue otra. Los jugadores se enfrentaron a un Estudiantes de La Plata que todo el torneo no supo a qué jugar, de una manera ilógica. Sin sangre y con pocas ganas de ganar. Los nombres que salvaron ‘las papas’ varios de los partidos, parecían jugadores del montón que no arriesgaron nada.

Los únicos que realmente jugaron como se debe jugar un partido así fue el ‘Pichi’ Mercier y ‘El Pipi’ Romagnoli. También el arquero Torrico, que supo mostrarse seguro cuando se lo necesitó.

El partido terminó y la gente se fue más que con dolor, decepciona. Los mismos que perdieron la Copa Argentina en octubre pasado, dejan pasar una chance así teniendo todo para campeonar.

El campeonato recién se define en dos semanas, el 15 de diciembre. Lanús versus Newells, y San Lorenzo versus Vélez. Sí: los cuatro equipos que llegan con chances, se cruzan en la última fecha.

Uno de los peores torneos de la historia del fútbol local (el campeón será el primero con tan pocos puntos) y que muestra la mediocridad que poseemos en el juego hoy en día, sacando los jugadores que están en el exterior.

San Lorenzo lo dejó pasar de manera inesperada. Y a mí, se sumó otra vuelta que no esperaba: la de volver a casa y con las manos vacías.





Comentario por Ariel Andreoli

Comentario: Las Vueltas que No Fueron (Parte I)



El fin de semana que pasó traía dos retornos que hacía años esperaba: el primero, la vuelta de Cuentos Borgeanos, banda que alimentó mis años adolescentes con buenas canciones, pogos y letras inolvidables. El otro, la posible chance de gritar Campeón del torneo local de mi equipo San Lorenzo de Almagro. 




Parte I: Cuentos Borgeanos


El sábado 30 de noviembre todo parecía una alegría interminable. Esa banda adolescente se volvía a juntar, no con la misma formación, pero con tres de los miembros originales. El guitarrista Diego López, el batero Lucas Hernández y el cantante, guitarrista y pianista Abril Sosa. Faltaba el bajista Agustín Rocino, hoy baterista de Catupecu Machu.

Apenas crucé las puertas del Vorterix (lugar donde los había visto por última vez hacía casi un lustro, una fecha organizada por el boliche Alternativa una madrugada de verano, cuando aún se llamaba The Roxy), vi gente que nunca saludé pero que siempre veía en esos recitales. Algunos estaban más grandes, otros pelados, otros gordos. Y doy por hecho que habrán pensado lo mismo de mí.

La banda pasadas las 21.15 horas salió a escena con ‘Estás vivo’, corte de difusión de su última placa ‘Psicomágico’, álbum, por el cual había dejado de ir a verlos años atrás. El recital siguió con canciones que me partían la cabeza de sus discos ‘Misantropía’ y ‘Felicidades’, intercaladas con esos temas que me había negado a aprenderme del último disco.

Después de cantar desaforado y saltar en canciones como ‘Cuenta despacio’, ‘Schumann’, ‘Marzo’, ‘Estoico’, ‘Oceano’ y ‘Si morir’. Los músicos se retiraron cuando se cumplió la primera hora de show, y volvieron por el primer bis.

El comienzo de la segunda parte arrancó con el frontman solo con una guitarra acústica, cantando ‘Té verde’, quizás una de las mejores letras de amor que se hayan escrito.

Posterior a esta canción, se vinieron muchas canciones de esas que no me gustaban. En mi mente no paraba de rondar la idea de algo que ya parecía diluido: no habían tocado ninguna canción del primer disco, ‘Fantasmas de lo nuevo’. Ese disco que me había dejado tantos moretones en el cuerpo cuando hacía pogo desenfrenado antes de que empiecen a sonar en la radio.

“El disco nuevo se va a llamar ‘Postales’”, aseguró Abril Sosa desde el escenario. Yo miraba para todos lados, y no me sentía como en las viejas épocas: la mayoría del público ya no era el mismo, y yo que quería regresar a aquellos años felices.

Previo a ‘Volar’, el corte de difusión que ya empezó a rotar en los medios de su próxima placa, vino ‘Alimentando’. Sí, una canción del álbum debut. Se cumplió el ritual de ‘Todos de rodillas en el piso y cuando explota la canción, saltamos todos’. La secuencia fue la misma de años atrás, pero antes me parecía más divertida.

Para el final, decidieron hacer ‘Fantasmas de lo nuevo’ y ‘Mirame’, esos himnos imborrables de cada recital que con sus letras me habían grabado la memoria. Sólo quedaba tiempo para que hagan ‘Frío’, uno de los mejores temas del disco que no me gustaba.

Ya cuando se cerraron las cortinas y la gente comenzaba a salir, volvieron rápido al escenario para terminar con ‘El ocaso de mis ídolos’, y el Vorterix quedó gritando ‘Somos el nuevo suelo’.

Me fui a comer y a tomar unas birras post show, con aires de nostalgia, recordando viejos recitales y momentos que ya no iban a volver. La vuelta de Cuentos Borgeanos me había dejado algo vacío.





Comentario por Ariel Andreoli

domingo, 1 de diciembre de 2013

Investigación: Cemento, ya nunca me verás como me vieras



Cemento se convirtió en la gran epopeya del rock nacional de las últimas tres décadas. Descansa en la nostalgia de todos aquellos que lograron pisarlo, y alimenta las mentes de aquellos que no llegaron a ir, con anécdotas que ya no van a volver.






  Nacido como una discoteca administrada por la (por entonces) pareja del artista y empresario Omar Chabán, y la actriz Katja Alemann, a mediados de 1985, y ganó su nombre por aquellos zapatos que se fueron llenos del cemento del suelo (aunque algunos quedaron incrustados) que aún no había secado del todo el diá que inauguró. A los pocos años, se convirtió definitivamente en un boliche dónde los recitales de rock en vivo lo definirían para siempre.

  

   Estados Unidos 1234 era el domicilio donde las bandas iniciaban su camino para llegar a la cima. O tal vez no todas, algunas, pero sí era un lugar dedicado a la música, al arte y a la cultura, dónde banda que quisiera podía tener su espacio. ¿Quién podría negar que Attaque 77, Flema, Viejas Locas, La Renga y hasta Miranda! se hicieron masivos gracias a este lugar? Nadie. Como tampoco podría callar a las miles de historias que transcurrieron ahí adentro, y quedan guardadas de: desde Luca Prodan cantando con los recién aterrizados de La Plata, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, hasta Ricky Espinosa, líder de Flema, vomitando y teniendo relaciones a la vez, en el camarín del boliche rocker del barrio porteño de Monserrat.




   Así como su rareza la posicionó en el lugar elegido por lo más jovenes a la hora expresarse, también poseía su parte oscura. Desde el año 1993, cuando un recital de la banda The Exploited terminó en una dura batalla con neonazis que se habían acercado al lugar además de la clausura del lugar, decenas de fajas que impedían el ingreso, decoraron el lugar en varias oportunidades (aunque el mismo Chabán se encargó de sacarlas a la fuerza frente a las cámaras de televisión). A esto se le sumaban numerosos reclamos de vecinos, las intensas razzias en los alrededores del boliche, el sonido deteriorado y las paredes que transpiraban cuando el lugar se llenaba. Aunque quizás el único gran defecto que tuvo Chabán fue haber inaugurado en 2004 ese primo maldito llamado República de Cromañon, para poder competir con esos lugares más cool como La Trastienda, Niceto o El viejo Teatro de Colegiales.



   Cuando la banda Nuca comenzaba su show de despedida de año ese terrible 30 de diciembre de 2004, jamás imaginaron que muchos padres empezarían a acercarse al lugar dando el nombre de sus hijos para ver si se encontraban en ese lugar, ‘el boliche de Chabán’, el nombre que hacía circular la prensa en las primeras horas del incendio en Cromañon. Para antes de la medianoche ya no quedaba nadie en el lugar. Tampoco se sabía que el rock y Cemento cambiarían para siempre.



  Mario Duarte fue el sereno del boliche durante las tres décadas que vivió el boliche rocker. Su intento de crear una cooperativa para reabrir el lugar, y que todos aquellos que trabajaban allí no perdieran sus puestos laborales quedaron en el olvido. Intentó hacer una especie de Zanón, pero los intereses económicos de muchos poderosos de otros boliches de la ciudad hicieron que ese sueño quedara en el olvido.



  El viejo Registro del Automotor que convivía al lado de Cemento se convirtió en una sede del Ministerio de Educación. Lo más triste es que este último lo fagocitó: a fines de 2009, el Gobierno de la Ciudad decidió convertirlo en el estacionamiento de este Ministerio, y ya todo cambio para siempre. 




   La gente que cuida el lugar hoy, no tiene ni idea de todo lo que pasó en esa propiedad años atrás, ni el aporte a lo cultural. Los que saben algo inventan historias para que se les deje de preguntar. De esta manera Cemento quedó en el recuerdo de algunas generaciones, mientras Chabán enfermo de gravedad, muere de a poco en el olvido y como un empresario mercenario. Nadie se acuerda que ayudó a la mayoría de las bandas que hoy son masivas y logró nutrir el under como se lo merecía. Hoy esa cultura rock está como olvidada pero ojalá que este Siglo XXI nos traiga un lugar cultural que deje ser a los artistas como quieran ser.













   



Nota por Ariel Andreoli

Investigación: Bolicheros Ciegos por el Diezmo (Parte II)


Hoy en día a las bandas chicas le es conveniente poder meter tres o cuatro fechas seguidas en un mismo lugar y no arriesgarse a hacer fechas grandes (es decir, tocar en un establecimiento con más nombre y capacidad), ya que para estas últimas se regalan entradas, se hace mucha propaganda, y quizás no se llena del todo. Caso contrario  a la fecha chica, porque todo se minimiza y de esos cuatro shows, por lo menos tres van a estar llenos. 

¿Existe alguna banda que la haya pegado y no haya tenido problemas nunca? Puede ser, pero no es la realidad de las miles del under que militan las calles, las esquinas y en los cientos de auriculares que suenan.
Los grupos grandes son pocas las complicaciones que pueden tener, pero existen. La mayor facilidad que tienen es que al tener un público fijo todos los shows, ya no necesitan de hacerse lugares para tocar, si no que ya los promotores directamente los invitan a tocar, y arreglan fechas. 
¿Por qué a las bandas chicas no las quieren incluir en el circuito musical?
Claramente los lugares para tocar post Cromañon se redujeron más de un 300%. Después de esa trágica noche, donde 194 personas perdieron su vida, todo cambio.
Los sitios de mala muerte o los famosos antros, donde el rock era rock, fueron desapareciendo. Se fueron clausurando, transformándose en casas de comidas, o en estacionamientos. Todo esto hizo que se pierda esa cultura que en los 80´y  90', supo brillar al compás de la música.
Esos lugares que se perdieron en la desgracia en los que el peligro era una alternativa, donde muchas veces no había conciencia del estado, pero eran lugares donde los conjutos podían tocar muchas horas, podían encontrarse con su público por entradas muy económicas, y donde el estado nunca aparecía.



Hoy, con esos antros cerrados, a las bandas se les hace imposible poder tocar sin gastar alrededor de 3 mil pesos, sin saber si los van a poder recuperar.
Las grupos de rock no tocan por tocar. Tienen que pagar para hacerlo. Ya nadie los respeta como grupos musicales: sólo son números. Los músicos se agotan de que previo a subir al escenario tengan que cumplir tantas obligaciones, cuando en realidad ellos se tendrían que preocupar, solo por tocar, pero eso ya no se puede lograr.

La escena de la noche en Buenos Aires no discrimina por género musical, y eso la hace culturalmente nutritiva. El único que lo hace es el empresario bolichero que, noche a noche, poniendo el precio que se le antoja, mata la expresión de muchos




Nota realizada por Ariel Andreoli, Pablo Ríos y Hernán Clérici

Investigación: Los Locales son Terciarizados


¿Qué se logra con esta práctica? 
Existen miles de arreglos a la hora de encarar un recital dentro de la escena rock. Pero ninguno te dá los equipos, otro condicionamiento importante, y es porque muchas empresas, encargadas de eventos, concesionan los lugares para tocar.
Un ejemplo claro es el estadio Luna Park: el más caro de todos los estadios cerrados de Argentina, y está bajo a disposición de una empresa que se encarga de proveerle su agenda.
El Luna Park también otorgó una licencia para que otra empresa se encargue de sus boleterías. El servicio de Ticket Portal vende sus entradas sólo en las boleterías de Corrientes y Bouchard, y por internet. Las entradas no se pueden conseguir por otro lado que no sea esa vía. Claro que no habría problema si fuera el servicio así, y no cobrara el denominado Servicio de charter



Un servicio que no sólo es malo para el arte, sino que cobra un impuesto al público por acceder a la entrada, que es un valor proporcional al 15 por ciento del precio de la entrada. Es decir, que en una entrada de 150 pesos, que es lo mínimo que te sale acceder al Luna Park, te cobra 170 por el servicio de venderte la entrada. Algo obligatorio teniendo en cuenta que no se puede comprar la entrada en ningún otro lado que no sean esas boleterías.
Por estas cosas, creemos que ser una banda de rock en la Argentina no es para nada fácil. Mucho menos si son un grupo de amigos que recién se junta y están empezando a recorrer el camino.


Nota realizada por Pablo Ríos

Investigación: El rock hoy, según Aztecas Tupro



- "Los arreglos económicos son los más condicionantes que existen en el mercado. La banda tiene que trasladar los equipos que no es para nada barato: hay que tener en cuenta siempre las distancias, y saber que los fletes cuestan entre 100 y 300 pesos la hora, dependiendo del tamaño de las camionetas”. 

- “Muchos lugares no tienen sonido, y  tienen que alquilar al sonidista, que al fin y al cabo te lo cobran. Normalmente se lleva además el propio, para que con el del lugar haya un equilibrio, y el sonido sea respetado de ambos lados porque sino hay problemas. El músico sabe que si el sonido anda mal, es una noche perdida”.

- “Las entradas también son una parte fundamental ya que tienen que ser numeradas y correlativas. Normalmente se hacen en gráficas para que se respeten todas las normas y haya un respaldo de parte de alguna entidad por la correlatividad de las cifras”. 



Nota realizada por Pablo Ríos

Investigación: Bolicheros Ciegos por el Diezmo (Parte I)



Dicen que son el mejor público del mundo.  Ellos lo demuestran show a show, y eso queda registrado en dvd´s que recorren el planeta. Pero, ¿sabe ‘el mejor público del mundo’ qué difícil es tocar música en su ciudad? Realmente, son pocos los espectadores que conocen como es la movida nocturna en Buenos Aires. Claro que ellos o son músicos, o están cerca de ellos.
Tocar en Capital, se volvió un caos más. Una ciudad culturalmente millonaria no tiene espacio ante tantas expresiones, y las empresas se aprovechan de las debilidades, las ganas del público, y sobre todo, de las bandas.
Es muy fácil ganar dinero en pocos pasos siendo productor o teniendo un lugar habilitado para tocar. Lo más difícil, según cuenta Pity Fernandez, cantante de Las Pastillas del Abuelo, es conseguir el siguiente combo: lugar, fecha y un buen acuerdo en lo económico: "Lo lógico para que los dueños de los boliches no te expriman sería arreglar que todas las entradas vendidas sean para vos y además, te den un porcentaje de la barra. Vos le estás llevando la gente. Casi siempre la totalidad de entradas queda para la banda, y la barra a cargo del lugar". Son pocos los lugares donde les dan las dos cosas, casi inconseguible, casi de otra época. 


Otro gran curro dentro de las noches de show son los promotores: personas que tienen personal a cargo, cortando entradas en la puerta, encargándose de la limpieza de los baños, del ingreso del público, y dependiendo de la jerarquía y del lugar donde estén, son beneficiados con un porcentaje de la venta de entradas.
Las dependencias varían si el promotor organiza festival con dos o tres bandas, o si es sólo el turno de una banda. Al mejor estilo albergue transitorio.
Muchos son los factores que afectan a las bandas, y gigantes son las posibilidades para que una noche soñada sea una catástrofe tanto en lo emocional como en lo económico. Para tocar, al músico se lo trata como a una persona que va a pedir un préstamo a un banco: tiene que hacer mil trámites para poder cumplir parte de ese sueño, que es llevar adelante su vocación. 
Todo parece mostrar que la cultura no siempre ve sus frutos, ya sea por intereses políticos, sociales y/o empresariales.






Nota realizada por Ariel Andreoli, Pablo Ríos y Hernán Clérici

viernes, 29 de noviembre de 2013

La Gran Bestia Pop

(Uno de los shows del año para recordar)

 

Llega fin de año y la memoria empieza a funcionar. Los recuerdos de algo que (casi) no se contó. Un gran e inolvidable show sin casi difusión. Un lugar que costó millones y que no rinde como el Jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri desea. Eso fue la presentación del histórico Daniel Melero, que le dio un cierre de oro al festival de invierno realizado por Geiser Discos y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en el moderno y elegante edificio, donde hoy funciona la Usina del Arte, en el barrio de La Boca, el 10 de agosto de este año. Estas líneas que vienen abajo quieren recordar uno de los más lindos momentos que este 2013 dejó a nivel cultural.

 

   Llegar hasta el lugar podía ser una verdadera travesía si no conocías la zona, ya que la calle Don Pedro de Mendoza tiene un singular recorrido en toda su extensión. La ex Compañía Italo Argentina de Electricidad quedó totalmente renovada y ya se podía notar apenas se cruzaban las rejas de la entrada. Adentro, paseaban y convivían distintos personajes de la escena Indie argentina, viendo vinilos extranjeros (que valían fortuna), cd’s, encendedores, púas con dibujos y hasta remeras que sobraron en recitales masivos, ya sea de bandas de afuera o nacionales, a tan solo 50 pesos. Igualmente, lo más freak, se podría considerar al stand de los chicos de las peluquerías Prana, que te invitaban a usar esos raros peinados nuevos, patrocinados por Rey Momo (y no se trataba del cierre de campaña del candidato Momo Venegas, sino de la marca de espuma que se usa en los carnavales). 

 

   “Y en esta maldita memoria, voy a guardarte un lugar porque no voy a olvidarte más... jamás”, cantaba el líder de Viva Elástico cerrando su presentación con el auditorio Geiser a sala llena, siendo una de las bandas más festejadas del festival. Post show, si bien sonaban otras bandas había que ir a hacer la (extensa) cola para el Auditorio General para conseguir una buena ubicación, donde el prócer no reconocido masivamente del rock nacional cerraría la noche con su show particular. Los carteles en la entrada mostraban la leyenda: “Ni Brooklyn ni East London... Buenos Aires Ciudad Indie”, así que previo a Melero, ya uno podía asegurarse que lo que iba a ver en instantes no era casualmente lo que suena en la radio.

 

Con algunas chicas como organizadoras, que como en un cine te indicaban donde sentarte, la sala se llenó y a las 21:52 (más puntual imposible, sabiendo que debía salir a las 21:50) Daniel Melero salió en acción con sus clásicos anteojos, un pantalón violeta y un saco para la ocasión, respaldado por su espectacular banda. Sobre el gigante escenario, había espacio de sobra para los músicos, y sumaba muchísimo una escenografía que no tenía mucho más que dos esculturas que colgaban del techo, pero que con el juego de luces que se mostraron en todo el show, dio una sensación de bienestar.

   “La sed” fue el primer clásico que sonó en la noche, del inolvidable Travesti, de 1994, seguido por “Sangre en el Volcán”, de Los Encargados, aquella banda ochentosa de tecno que supo llamar la atención del panorama musical de la época, y hasta telonear a Riff (aunque los heavy los trataron muy mal en aquel épico show). 

 

   “El tiempo que pasó no se repetirá jamás, y en cada estación no habrá un día igual: Todo cambiará”, prometía la bella y especial “El mundo será nuevo”, del disco Vaquero, de 2001, quizás el álbum con las letras más lindas del músico nacido en Flores a mitad del siglo pasado. Luego sonaron la electrónica “La forma del deseo” en una versión impresionante de Cámara, seguida de “Por el Río”, de su último álbum Supernatural, y Melero se mostró impresionado, diciéndole al público: “Sí, son ellos”, asegurando que la banda suena así de manera sideral gracias a que tiene buenos músicos que interpretan a la perfección sus canciones.

   Una furiosa “Rápido expreso Moreno” y una siempre linda “Amazona” fueron la antesala del momento más romántico y meloso de la noche: luego de que los músicos se retiraran del escenario, exceptuando quien tocaba los sintetizadores que se hizo cargo del piano y de Melero que se quedó a cantar,  tres canciones de esas que estimulan los sentimientos sonaron para deleite de los que se hicieron presente en el Auditorio. Primero “Quiero estar entre tus cosas”, segundo “Descansa en mis brazos”, en una versión en que demostró que le sobran dotes musicales al pianista, y al final, la super dedicable “Nena mía”.

 

   Una espera de algunos minutos fue para que se hicieran presentes todos por un Bis, que se retrasó aún más ya que el tecladista llegó después y entre risas Melero aseguró: “Es la primera vez que se retrasa todo y no es por mí”. Para el final sonaron “Amor difícil”, y “Líneas”, un clásico del disco Silencio, el único álbum oficial de Los Encargados. El frontman se despidió saludando a su público, los músicos se quedaron tocando hasta que desaparecieron de escena, para luego dejar a los instrumentos sonando solos con efectos que elevan la mente a viajar al más allá.

   Daniel Melero cerró esta edición del nuevo festival de invierno que propone la ciudad, demostrando que es un músico que “sea del palo que seas”, hay que respetarlo. Ya no quedan dudas que no solo fue aquel personaje excéntrico de los años ochenta líder de Los Encargados, ni el que trabajo con Soda Stereo en sus discos más importantes, ni tampoco fue solo el padrino de grandes bandas alternativas de la escena de los años 90’s. Es uno de los pilares de la escena under nacional, y en shows como el del 10 de agosto de 2013, muestra que musicalmente ser tendencia y modernidad, siguen siendo los adjetivos que mejores le quedan. 

 

Nota realizada por Ariel Andreoli

lunes, 18 de noviembre de 2013

Millones de dudas

Se podría discutir sobre la ética periodística de un diario a la hora de dar a conocer el sueldo de un entrenador de fútbol, pero diferenciar al periodismo deportivo del amarillismo se hace lejano desde hace varios años. Además, entrar en ese debate desviaría el foco de la atención en la mala campaña que hizo River durante este semestre.

Gambeta y Distorsión no acostumbra a hablar de cifras, pero Ramón Díaz acaba de renovar un contrato a la altura de los más altos de Sudamérica e incluso de algunos países europeos.




Si bien hablar de fracaso suena fuerte, la realidad indica que los hinchas de uno de los equipos más grandes del fútbol argentino no van a tener un campeonato por el cual brindar en la mesa de fin de año.

¿Aumenta la responsabilidad del entrenador al ganar un sueldo más que suculento?
La respuesta queda a criterio de cada fanático, pero en River no están nada contentos con la actualidad del equipo. El millonario se dedicó de lleno a la Copa Sudamericana y descuidó por completo el torneo argentino. Tras una eliminación frustrante del certamen internacional ante Lanús, el equipo se encuentra en el décimo quinto lugar en el campeonato y deberá sumar puntos para no revivir fantasmas pasados.

Fue un semestre con muchos más errores que aciertos para Ramón. La fallida exclusión del delantero franco argentino David Trezeguet es uno de los ejemplos. River es el equipo con menos goles a favor de toda la liga, mientras que el francés ya marcó 5 goles en pocos partidos con la camiseta de Newell´s.

Se cuestionó además la llegada de jugadores como Osmar Ferreyra y Juan Carlos Menseguez. Ambos venían de un muy bajo rendimiento en sus anteriores equipos. El "Malevo" llegaba de descender con Independiente y Menseguez acumulaba dos años sin jugar debido a una grave lesión.








La derrota con Boca en el Monumental golpeó fuerte a un plantel en la actualidad cuestionado. La relación con la gente se volvió tensa tras el clásico y el funcionamiento nunca volvió a ser el mismo. De hecho, el equipo de Nuñez todavía no pudo volver a la victoria tras ese encuentro con los xeneizes.

La única alegría para el hincha de River en este semestre fue la victoria ante San Lorenzo por la Copa Sudamericana. El arquero Barovero fue la gran figura de aquella serie. Los palos y la gran actuación de "Trapito" sostuvieron a un River de opaco rendimiento que se quedó con la clasificación.



Lo positivo de cara a fin de año: En River aguardan por la definición del Torneo Final. En caso de que Newell`s, Arsenal o Lanús se consagren campeón, los de Ramón Díaz se clasificarán a la Copa Libertadores 2014. 



Nota por Hernan Clerici
Fotos: Diario Olé

Toda la sangre se hizo miel

 

Cultura Profética volvió a la Argentina Con su Tour Viva la Cultura 2013, donde repasó toda su carrera en un show de más de tres horas. Otra vez la cita volvió a ser multitudinaria. Los boricuas de Cultura Profética volvieron a llenar po segundo año consecutivo el Microestadio Malvinas Argentinas.

El clásico grito "Oh, soy Cultura..." acompañó una entrada sorprendente con una atípica versión de "Gracias vida", y sin mediar palabras siguieron con"Baja la tensión" y "Sube el humo", un tanto más rápida que la tradicional y con la aparición de los sintetizadores, cada vez más usados por la banda. Siguiendo esa linea ácida sonó "Somos muchos", el primer tema con aires revolucionarios de la noche, a cargo de la voz de Boris Bilbraut, el que mueve el motor atrás de los parches.

Con las luces prendidas, Willy Rodríguez (bajo y voz) se paró frente al público y dijo "Buenas noches, esto se ve bellisimo, después del Luna Park pensamos que no viviríamos algo extraordinario y nos han dejado espantados esta noche".  Cultura se ponía romántica y la sangre de a poco se empezaba a convertir en miel, cuando "Rimas pa´ seducir" enamoraba a quien estaba enfrente.




La fiesta siguió con "Soy el verbo" y los primeros rapeos del boricua. El público bailaba encantado mientras miraba el escenario, las luces iluminaban a la perfección y los flashes y los acordes psicodélicos te llevaban a volar por alguna galaxia musical. "Para estar" descomponía corazones en reparación, y esa locura de amor, o de desamor, llegaba con "De antes" a la que le engancharon un instrumental con el estilo característico de Cultura y para rematar el medley, "Ideas nuevas".

"Vamos con uno suavecito, dedicado a la gira más apretada que tuvimos en nuestra historia, demasiados shows, hay que cuidarse mucho por estos días intensos"; así llegó "Días intensos", que fue escuchada atentamente, como si fuera nueva y no se la entendiera mucho, un gran tema que cuenta perfectamente el ciclo de la vida.

Los boricuas no dejaban de sorprender. Boris tomó el control de la voz de frente al público y Willy encaró la percusión para interpretar "Árboles" en su versión original. Luego llegó el homenaje: "fue un genio en su carrera, cada grupo que formó, la verdad es que sin escuchar a este tipo no se puede decir que se sabe del rock argentino; por ejemplo Cerati, al escucharlo, tú sabes que ha escuchado al maestro. Esto es para tí, Flaco", y "Barro tal vez" fue el homenaje para Luis Alberto Spinetta, musicalmente una exquisita versión, un verdadero homenaje con mucho respeto y dedicación, como ya había ocurrido con "Bocanada" de Cerati en el Luna Park.

Las dedicatorias siguieron, aunque ahora en un plan menos amistoso antes de "No me interesa": "Esta va para el presidente de los Estados Unidos y que hemos hecho hace mucho tiempo, en Puerto Rico vivimos una imposición de los Estado Unidos hace 114 años ya, y muchas personas no se ven viviendo independientes. Es una pena ver que cada 4 de julio se festeja la independencia de los Estados Unidos, y la gente no se da cuenta que es una pena no poder festejar la independencia nuestra, o por lo menos perseguirla.

El baile seguía en el campo del Malvinas con el "Ritmo que pesa" y "Amante luz", con Boris comandando desde la bateria y Esteban González en trombón para darle eso no tradicional a la musicalidad de Cultura Profética. En homenaje a Bob Marley sonó "Zimbabwe", en la versión Cultura, con la particularidad de ser cantada en español y adaptada a la liberación de la isla de Bieke. El pelado Willy le dejó la voz a la corista Kianí Medina, que demostró todo su potencial.

Los clásicos pasaban y el reggae seguía su fiesta, "Nadie se atreve", se pegó a "Que tiempo se vive", "Canto en la prisión", "Ilegal" y cuando ya se denotaba que a la noche le quedaba poca rosca, la gente volvía a ser protagonista y el "Soy Cultura..." se volvía a escuchar, esta vez con el bajo y los vientos acompañando la moción.

Antes de encarar los bises, Cultura tocó "Verso terso", y pasadas las 00.30 llegó "La espera" y toda la sangre se hizo miel, pegada "Un deseo", y para irse allá arriba con el pogo en lo más alto "Mrs Swing y los pasitos jazz". "Gracias Argentina, nos vemos en la próxima, sin ustedes nada es posible" fueron las palabras de despedida.

Profesionalismo, dedicación, grandeza, musicalidad, poner los acordes en los momentos justos, son algunas de las características que se ajustan a Cultura Profética. Los puertorriqueños siguen demostrando por qué son la banda más importante del reggae en español, y por qué en Argentina se los venera como locales.

Nota por Pablo Rios
Fotos Gentileza Cultura Profetica.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Blur, paredón y después



   El sábado 2 de noviembre prometía estar feo y daba la impresión de que otra vez, se atrasaría el comienzo del Quilmes Rock, festival patrocinado por la marca de cerveza, por mal tiempo (la fecha del 1 de noviembre se terminó pasando al 4 de noviembre por las lluvias intensas que azotaron la ciudad). Pero no: el viejo Parque de la Ciudad (convertido en ‘Ciudad del Rock’) recibiría a decenas de bandas para darle comienzo a esta nueva edición. Esta vez sería en un lugar nuevo para los habitués de estos tipos de festivales.

   La venta de entradas había comenzado hacia unos meses, con una promoción en la que venía el estacionamiento incluido ya que los medios de transporte son más limitados que en otras zonas de la ciudad (sino, preguntar a las miles de personas que finalizado el show no sabían como iban a volver a sus casas).
   Al ingresar al predio, se notaba la urbanización realizada en varias de las hectáreas que completan el predio, para que la organización del show sea pareja y no hubiera ningún tipo de quejas. Desde temprano, cuando el sol aún jugaba su rol de dar calor, se podía ver bandas en el escenario principal, siendo Richard Coleman (eterno amigo de Gustavo Cerati como también integrante ochentoso de Fricción) el plato fuerte nacional con un show muy prolijo, con varias canciones de su último álbum ‘Incandescente’. Mientras que Café Tacuba fue la banda telonera de Blur. Con un show de poco más de una hora, la banda mexicana regó algunas gargantas con varios de sus hits, tanto covers como propios. 

   Pasadas las 21, la gente ya pedía por esos niños ingleses que supieron inundar los 90’s con hits eternos de radios y boliches. Unos sonidos de fondo hacían de previa hasta que finalmente salieron, después de 14 años, Damon Albarn (voz, tecladista y guitarrista), Graham Coxon (voz y guitarra), Alex James (bajo) y Dave Rowntree (batería), generando un bullicio de placer y excitación. Un "Buenas noches!", soltó Albarn con un español bañado de ese tono inglés innegable apenas subió, para luego despacharse con un “Are you Ready?”, y las 30 mil personas que copaban el lugar no pudieran negarse a estar listos cuando, los sonidos electrónicos invitaban a saltar/bailar con el inoxidable ‘Girls & Boys’. La noche estuvo plagada de esos himnos que nadie olvida: desde el (casi) inédito ‘Popscene’ hasta ‘There’s no other way’, de Leisure, desde ‘Beetlebum’, del disco Blur (pasando por ‘Trimm Trabb’ y ‘Caramel’, de 13)  hasta ‘Out of Time’, del casi no recordado ‘Think tank’, último album de la banda de Colchester. 


   Coxon tomó el micrófono y comenzó a cantar ‘Coffee & TV’, canción más recordada del álbum 13, que los trajo a la Argentina allá a fines de 1999. La finalizó Damon, con unas frases de ‘Satellite of love’, para recordar y eternizar a Lou Reed. La banda estuvo acompañada de dos grupos: uno de coristas, y otro de vientos, que encajaban tan bien con la banda, que era casi una experiencia sinfónica por la sincronización que poseían con el grupo inglés. No más escuchar ‘Tender’, que emocionó a todos los que estaban presentes, y ni hablar de esa chica que subieron al escenario (gracias al cartel que sostuvo gran parte del show diciendo que su sueño era cantar con Albarn esa canción) para interpretar las primeras estrofas de ese bello tema

   Puros hits sonaban y sonaban junto a la torre del ex Parque de la Ciudad, por eso ‘To the end’ y ‘Country House’ (donde Albarn se paseó por el pasillo que dividía el campo saludando a la gente), antecedieron al inigualable ‘Parklife’, con Phil Daniels, el comediante que narra la parte hablada en la canción. El actor los acompaña en toda esta gira mundial que realizan los reyes de la Cool Britannia.  ‘End of the Century’ y ‘This is a low’ cerraron la primera parte del show, pero aún quedaba un solo bis (sí, una pena). ‘Under the Westway’, una canción nueva espectacular  donde Damon hizo rugir su teclado. Modern life is rubbish es el segundo álbum de la banda, y de ese disco de 1993 sonaba ‘For Tomorrow’, para darle un tierno final con ‘The Universal’, esa canción maravillosa de The great Escape de 1995, que puso sensible a todos y nadie no pudo corear el “It’s a really, really, really, Could happen”, del estribillo de la canción. Claramente, ese no fue el fin: faltaba ‘Song 2’, para destrozar las cabezas y sobre todo, (lo poco que quedaba de) las piernas, con un pogo que va a ser imposible de olvidar.



   Blur pisó suelo argento por segunda vez en su historia, y su público le demostró tan sólo con hechos, que el amor por ellos es gigante. Dos generaciones, la que estuvo en el ’99 y la que no, esperaron 14 años para verlos otra vez brillar. Ellos, no defraudaron: vinieron a ratificar por qué son una de las bandas más importantes en la historia del rock británico, mostrando que los buenos músicos son como un buen vino: mientras más le pasan los años, más interesantes se ponen.



Nota por Ariel Andreoli