Hoy en día a las bandas chicas le es conveniente poder meter tres o cuatro fechas seguidas en un mismo lugar y no arriesgarse a hacer fechas grandes (es decir, tocar en un establecimiento con más nombre y capacidad), ya que para estas últimas se regalan entradas, se hace mucha propaganda, y quizás no se llena del todo. Caso contrario a la fecha chica, porque todo se minimiza y de esos cuatro shows, por lo menos tres van a estar llenos.
¿Existe alguna banda
que la haya pegado y no haya tenido
problemas nunca? Puede ser, pero no es la realidad de las miles del under que militan las calles, las
esquinas y en los cientos de auriculares que suenan.
Los grupos grandes
son pocas las complicaciones que pueden tener, pero existen. La mayor facilidad
que tienen es que al tener un público fijo todos los shows, ya no necesitan de
hacerse lugares para tocar, si no que ya los promotores directamente los
invitan a tocar, y arreglan fechas.
¿Por qué a las bandas
chicas no las quieren incluir en el circuito musical?
Claramente los lugares
para tocar post Cromañon se redujeron más de un 300%. Después de esa trágica noche, donde 194 personas perdieron su vida, todo
cambio.
Los sitios de mala
muerte o los famosos antros, donde el rock era rock, fueron desapareciendo. Se fueron clausurando, transformándose
en casas de comidas, o en estacionamientos. Todo esto hizo que se pierda esa
cultura que en los 80´y 90', supo
brillar al compás de la música.
Esos lugares que se
perdieron en la desgracia en los que el peligro era una alternativa,
donde muchas veces no había conciencia del estado, pero eran lugares donde los conjutos podían tocar muchas horas, podían encontrarse con su público por
entradas muy económicas, y donde el estado nunca aparecía.
Hoy, con esos antros
cerrados, a las bandas se les hace imposible poder tocar sin gastar alrededor
de 3 mil pesos, sin saber si los van a poder recuperar.
Las grupos de rock no
tocan por tocar. Tienen que pagar para hacerlo. Ya nadie los respeta como grupos
musicales: sólo son números. Los músicos se agotan de que previo a subir al
escenario tengan que cumplir tantas obligaciones, cuando en realidad ellos se
tendrían que preocupar, solo por tocar, pero eso ya no se puede lograr.
La escena de la noche
en Buenos Aires no discrimina por género musical, y eso la hace culturalmente
nutritiva. El único que lo hace es el empresario bolichero que, noche a noche,
poniendo el precio que se le antoja, mata la expresión de muchos.
Nota realizada por Ariel Andreoli, Pablo Ríos y Hernán Clérici
Nota realizada por Ariel Andreoli, Pablo Ríos y Hernán Clérici
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