viernes, 29 de noviembre de 2013
lunes, 18 de noviembre de 2013
Millones de dudas
Se podría
discutir sobre la ética periodística de un diario a la hora de dar
a conocer el sueldo de un entrenador de fútbol, pero diferenciar al periodismo deportivo del amarillismo se hace lejano desde hace varios años. Además, entrar en ese
debate desviaría el foco de la atención en la mala campaña que hizo
River durante este semestre.
Gambeta y Distorsión no acostumbra a hablar de cifras, pero Ramón Díaz acaba de renovar un contrato a la altura de los más altos de Sudamérica e incluso de algunos países europeos.
Gambeta y Distorsión no acostumbra a hablar de cifras, pero Ramón Díaz acaba de renovar un contrato a la altura de los más altos de Sudamérica e incluso de algunos países europeos.
Si bien hablar de fracaso suena fuerte, la realidad indica que los hinchas de uno de los equipos más grandes del fútbol argentino no van a tener un campeonato por el cual brindar en la mesa de fin de año.
¿Aumenta la
responsabilidad del entrenador al ganar un sueldo más que
suculento?
La respuesta
queda a criterio de cada fanático, pero en River no están nada contentos
con la actualidad del equipo. El millonario se dedicó de lleno a la Copa Sudamericana y
descuidó por completo el torneo argentino. Tras una eliminación frustrante del certamen internacional ante Lanús, el equipo se encuentra
en el décimo quinto lugar en el campeonato y deberá sumar puntos para no revivir
fantasmas pasados.
Fue un semestre
con muchos más errores que aciertos para Ramón. La fallida exclusión del delantero franco argentino David Trezeguet es uno de los ejemplos. River es el equipo con menos goles a favor de toda la liga, mientras que el francés ya marcó 5 goles en pocos partidos con la camiseta de Newell´s.
Se cuestionó además la llegada de jugadores como Osmar Ferreyra y Juan Carlos Menseguez. Ambos venían de un muy bajo rendimiento en sus anteriores equipos. El "Malevo" llegaba de descender con Independiente y Menseguez acumulaba dos años sin jugar debido a una grave lesión.
Se cuestionó además la llegada de jugadores como Osmar Ferreyra y Juan Carlos Menseguez. Ambos venían de un muy bajo rendimiento en sus anteriores equipos. El "Malevo" llegaba de descender con Independiente y Menseguez acumulaba dos años sin jugar debido a una grave lesión.
La derrota con Boca en el Monumental golpeó fuerte a un plantel en la actualidad cuestionado. La relación con la gente se volvió tensa tras el clásico y el funcionamiento nunca volvió a ser el mismo. De hecho, el equipo de Nuñez todavía no pudo volver a la victoria tras ese encuentro con los xeneizes.
La única alegría para el hincha de River en este semestre fue la victoria ante San Lorenzo por la Copa Sudamericana. El arquero Barovero fue la gran figura de aquella serie. Los palos y la gran actuación de "Trapito" sostuvieron a un River de opaco rendimiento que se quedó con la clasificación.
Lo positivo de cara a fin de año: En
River aguardan por la definición del Torneo Final. En caso de que
Newell`s, Arsenal o Lanús se consagren campeón, los de Ramón Díaz se clasificarán a la Copa Libertadores 2014.
Nota por Hernan Clerici
Fotos: Diario Olé
Fotos: Diario Olé
Toda la sangre se hizo miel
Cultura Profética volvió a la Argentina Con su Tour Viva la Cultura 2013, donde repasó toda su carrera en un show de más de tres horas. Otra vez la cita volvió a ser multitudinaria. Los boricuas de Cultura Profética volvieron a llenar po segundo año consecutivo el Microestadio Malvinas Argentinas.
El clásico grito "Oh, soy Cultura..." acompañó una entrada sorprendente con una atípica versión de "Gracias vida", y sin mediar palabras siguieron con"Baja la tensión" y "Sube el humo", un tanto más rápida que la tradicional y con la aparición de los sintetizadores, cada vez más usados por la banda. Siguiendo esa linea ácida sonó "Somos muchos", el primer tema con aires revolucionarios de la noche, a cargo de la voz de Boris Bilbraut, el que mueve el motor atrás de los parches.
Con las luces prendidas, Willy Rodríguez (bajo y voz) se paró frente al público y dijo "Buenas noches, esto se ve bellisimo, después del Luna Park pensamos que no viviríamos algo extraordinario y nos han dejado espantados esta noche". Cultura se ponía romántica y la sangre de a poco se empezaba a convertir en miel, cuando "Rimas pa´ seducir" enamoraba a quien estaba enfrente.
La fiesta siguió con "Soy el verbo" y los primeros rapeos del boricua. El público bailaba encantado mientras miraba el escenario, las luces iluminaban a la perfección y los flashes y los acordes psicodélicos te llevaban a volar por alguna galaxia musical. "Para estar" descomponía corazones en reparación, y esa locura de amor, o de desamor, llegaba con "De antes" a la que le engancharon un instrumental con el estilo característico de Cultura y para rematar el medley, "Ideas nuevas".
"Vamos con uno suavecito, dedicado a la gira más apretada que tuvimos en nuestra historia, demasiados shows, hay que cuidarse mucho por estos días intensos"; así llegó "Días intensos", que fue escuchada atentamente, como si fuera nueva y no se la entendiera mucho, un gran tema que cuenta perfectamente el ciclo de la vida.
Los boricuas no dejaban de sorprender. Boris tomó el control de la voz de frente al público y Willy encaró la percusión para interpretar "Árboles" en su versión original. Luego llegó el homenaje: "fue un genio en su carrera, cada grupo que formó, la verdad es que sin escuchar a este tipo no se puede decir que se sabe del rock argentino; por ejemplo Cerati, al escucharlo, tú sabes que ha escuchado al maestro. Esto es para tí, Flaco", y "Barro tal vez" fue el homenaje para Luis Alberto Spinetta, musicalmente una exquisita versión, un verdadero homenaje con mucho respeto y dedicación, como ya había ocurrido con "Bocanada" de Cerati en el Luna Park.
Las dedicatorias siguieron, aunque ahora en un plan menos amistoso antes de "No me interesa": "Esta va para el presidente de los Estados Unidos y que hemos hecho hace mucho tiempo, en Puerto Rico vivimos una imposición de los Estado Unidos hace 114 años ya, y muchas personas no se ven viviendo independientes. Es una pena ver que cada 4 de julio se festeja la independencia de los Estados Unidos, y la gente no se da cuenta que es una pena no poder festejar la independencia nuestra, o por lo menos perseguirla.
El baile seguía en el campo del Malvinas con el "Ritmo que pesa" y "Amante luz", con Boris comandando desde la bateria y Esteban González en trombón para darle eso no tradicional a la musicalidad de Cultura Profética. En homenaje a Bob Marley sonó "Zimbabwe", en la versión Cultura, con la particularidad de ser cantada en español y adaptada a la liberación de la isla de Bieke. El pelado Willy le dejó la voz a la corista Kianí Medina, que demostró todo su potencial.
Los clásicos pasaban y el reggae seguía su fiesta, "Nadie se atreve", se pegó a "Que tiempo se vive", "Canto en la prisión", "Ilegal" y cuando ya se denotaba que a la noche le quedaba poca rosca, la gente volvía a ser protagonista y el "Soy Cultura..." se volvía a escuchar, esta vez con el bajo y los vientos acompañando la moción.
Antes de encarar los bises, Cultura tocó "Verso terso", y pasadas las 00.30 llegó "La espera" y toda la sangre se hizo miel, pegada "Un deseo", y para irse allá arriba con el pogo en lo más alto "Mrs Swing y los pasitos jazz". "Gracias Argentina, nos vemos en la próxima, sin ustedes nada es posible" fueron las palabras de despedida.
Profesionalismo, dedicación, grandeza, musicalidad, poner los acordes en los momentos justos, son algunas de las características que se ajustan a Cultura Profética. Los puertorriqueños siguen demostrando por qué son la banda más importante del reggae en español, y por qué en Argentina se los venera como locales.
Nota por Pablo Rios
Fotos Gentileza Cultura Profetica.
sábado, 9 de noviembre de 2013
Blur, paredón y después
El sábado 2 de noviembre prometía estar feo
y daba la impresión de que otra vez, se atrasaría el comienzo del Quilmes Rock, festival patrocinado por
la marca de cerveza, por mal tiempo (la fecha del 1 de noviembre se terminó
pasando al 4 de noviembre por las lluvias intensas que azotaron la ciudad).
Pero no: el viejo Parque de la
Ciudad (convertido en ‘Ciudad del Rock’) recibiría a decenas
de bandas para darle comienzo a esta nueva edición. Esta vez sería en un lugar
nuevo para los habitués de estos
tipos de festivales.
La venta de entradas había comenzado hacia
unos meses, con una promoción en la que venía el estacionamiento incluido ya
que los medios de transporte son más limitados que en otras zonas de la ciudad
(sino, preguntar a las miles de personas que finalizado el show no sabían como
iban a volver a sus casas).
Al ingresar al predio, se notaba la
urbanización realizada en varias de las hectáreas que completan el predio, para
que la organización del show sea pareja y no hubiera ningún tipo de quejas.
Desde temprano, cuando el sol aún jugaba su rol de dar calor, se podía ver
bandas en el escenario principal, siendo Richard Coleman (eterno amigo de
Gustavo Cerati como también integrante ochentoso de Fricción) el plato fuerte
nacional con un show muy prolijo, con varias canciones de su último álbum
‘Incandescente’. Mientras que Café Tacuba fue la banda telonera de Blur. Con un
show de poco más de una hora, la banda mexicana regó algunas gargantas con
varios de sus hits, tanto covers como propios.
Pasadas las 21, la gente ya pedía por esos
niños ingleses que supieron inundar los 90’s con hits eternos de radios y
boliches. Unos sonidos de fondo hacían de previa hasta que finalmente salieron,
después de 14 años, Damon Albarn (voz, tecladista y guitarrista), Graham Coxon
(voz y guitarra), Alex James (bajo) y Dave Rowntree (batería), generando un
bullicio de placer y excitación. Un "Buenas noches!", soltó Albarn con un
español bañado de ese tono inglés innegable apenas subió, para luego
despacharse con un “Are you Ready?”, y las 30 mil personas que copaban el lugar
no pudieran negarse a estar listos cuando, los sonidos electrónicos invitaban a
saltar/bailar con el inoxidable ‘Girls & Boys’. La noche estuvo plagada de
esos himnos que nadie olvida: desde el (casi) inédito ‘Popscene’ hasta ‘There’s
no other way’, de Leisure, desde
‘Beetlebum’, del disco Blur (pasando
por ‘Trimm Trabb’ y ‘Caramel’, de 13)
hasta ‘Out of Time’, del casi no recordado ‘Think tank’, último album de
la banda de Colchester.
Coxon tomó el micrófono y comenzó a cantar
‘Coffee & TV’, canción más recordada del álbum 13, que los trajo a la
Argentina allá a fines de 1999. La finalizó Damon, con unas
frases de ‘Satellite of love’, para recordar y eternizar a Lou Reed. La banda
estuvo acompañada de dos grupos: uno de coristas, y otro de vientos, que
encajaban tan bien con la banda, que era casi una experiencia sinfónica por la
sincronización que poseían con el grupo inglés. No más escuchar ‘Tender’, que
emocionó a todos los que estaban presentes, y ni hablar de esa chica que
subieron al escenario (gracias al cartel que sostuvo gran parte del show
diciendo que su sueño era cantar con Albarn esa canción) para interpretar las
primeras estrofas de ese bello tema.
Puros hits sonaban y sonaban junto a la
torre del ex Parque de la
Ciudad, por eso ‘To the end’ y ‘Country House’ (donde Albarn
se paseó por el pasillo que dividía el campo saludando a la gente),
antecedieron al inigualable ‘Parklife’, con Phil
Daniels, el comediante que narra la parte hablada en la canción. El actor
los acompaña en toda esta gira mundial que realizan los reyes de la Cool Britannia. ‘End of the Century’ y ‘This is a low’
cerraron la primera parte del show, pero aún quedaba un solo bis (sí, una
pena). ‘Under the Westway’, una canción nueva espectacular donde Damon hizo rugir su teclado. Modern life is rubbish es el segundo
álbum de la banda, y de ese disco de 1993 sonaba ‘For Tomorrow’, para darle un
tierno final con ‘The Universal’, esa canción maravillosa de The great Escape de 1995, que puso
sensible a todos y nadie no pudo corear el “It’s
a really, really, really, Could happen”, del estribillo de la canción.
Claramente, ese no fue el fin: faltaba ‘Song 2’, para destrozar las cabezas y sobre todo,
(lo poco que quedaba de) las piernas, con un pogo que va a ser imposible de
olvidar.
Blur pisó suelo argento por segunda vez en
su historia, y su público le demostró tan sólo con hechos, que el amor por
ellos es gigante. Dos generaciones, la que estuvo en el ’99 y la que no,
esperaron 14 años para verlos otra vez brillar. Ellos, no defraudaron: vinieron
a ratificar por qué son una de las bandas más importantes en la historia del
rock británico, mostrando que los buenos músicos son como un buen vino:
mientras más le pasan los años, más interesantes se ponen.
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